Grupos de Oración

GRUPO INTERNACIONAL DE ORACIÓN PARA SACERDOTES Y PARA PERSONAS CONSAGRADAS, COMO TAMBIÉN PARA NUEVAS VOCACIONES.

Toda vocación es una gracia y un don recibido de Dios para los hombres.

 

Este grupo internacional de oración ha sido creado con el fin de apoyar a los sacerdotes y personas consagradas que sirven a la Iglesia, y para pedir por nuevas vocaciones.

 

La Iglesia necesita de todos aquellos que eligieron el sacerdocio o la vida consagrada. Sin sacerdotes no hay Eucaristía! Los jóvenes de hoy necesitan tiempo para discernir su vocación. Necesitan oración para que puedan descubrir su vocación.

San Juan Pablo II, que ha sido el icono de la oración, ha sorprendido a los fieles pidiendo durante su peregrinación a Kalwaria Zebrzydowska: «Les suplico, recen por mí durante mi vida y después de mi muerte». El Papa Francisco continuamente pide a los fieles que recen por él.

 

Los que participan en la Iglesia saben bien cuánto necesitan los sacerdotes del apoyo de la oración. San Pablo nos dice: «Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo tiene por débil, para confundir a los fuertes» (1 Cor. 1,27)

Recen por nosotros,  sacerdotes y personas consagradas, para que Dios de a su Iglesia también nuevas vocaciones.

Sin el apoyo de la oración, no podemos anunciarles el Evangelio eficazmente.

Quién puede pertenecer a este grupo? Toda persona de buena voluntad. Ustedes mismos pueden elegir la forma de su oración, incluso también pueden ofrecer sus sufrimientos y ayunos, pueden comulgar por esta intención o adorar al Señor delante del Santísimo Sacramento.

 

Si desean unirse a este grupo internacional de oración y participar de esta obra buena: completar el formulario de inscripción on line y enviarlo : 

vía e-mail a chanoines.crl@gmail.com

o por correo postal : Abbaye de Beauchêne, 22 rue Notre Dame, 79140 Cerizay, France.

 

En nuestro santuario, cada  primer miércoles de mese, a las 18.30 hs, celebramos la Misa por sus intenciones y se las encomendamos, en la Novena perpetua, a la Virgen de Beauchêne.